La esfera pública global y el rol que ejercen los
medios en la (re)creación y la (re)definición de la realidad tienen un gran
impacto en nuestro presente. Los medios nos remodelan completamente,
afectándonos o conmoviéndonos en alguna de nuestras facetas. Existe un elemento
que se procesa (la información se presenta en forma de imágenes y textos) hasta
tal punto que el grado de visibilidad es directamente proporcional a la
distancia. La información se desplaza instantáneamente y globalmente,
simultánea al hecho. Sin embargo, esta disponibilidad la vuelve también más
vulnerable ya que en cuanto se topan con un elemento espacial real, las
proyecciones revelan su potencial de distorsión y manipulación.
La afirmación “el medio es el mensaje”, de Marshall
McLuhan, es válida. A través de medios estamos más conectados que nunca. Ahora
podemos escuchar y ver acontecimientos que se están produciendo a mucha
distancia en cuestión de segundos, mucho más rápido que si sucedieran en
nuestro barrio. Esto es exactamente lo que predijo Marshall McLuhan: “El
‘tiempo’ ha dejado de existir, el ‘espacio’ se ha desvanecido. Ahora vivimos en
una aldea global... en un acontecimiento simultáneo”.
Y estos medios, sobre todo la televisión tiene un
destacado papel en la configuración del pensamiento de nuestra sociedad ya que
es capaz de transformar los acontecimientos en ideas en el imaginario social.
Lo que no aparece en televisión no existe en nuestra sociedad. En este sentido,
las retransmisiones en directo constituyen una revolución conceptual, ya que
nos permiten guardar las distancias y asistir al mismo tiempo al lugar donde
suceden los hechos. El espectador se encuentra físicamente lejos, pero
emocionalmente cerca.
Así pasamos de un espacio tópico a un espacio teletópico, en
el que el tiempo real de la retransmisión de un acontecimiento se impone al
espacio real del propio acontecimiento.
Un claro ejemplo:
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El 20 de julio de 1969 Neil Armstrong con pie izquierdo daba
un pequeño paso en la superficie polvorienta de la Luna. Más de medio millón de
telespectadores observaban el inicio de la era espacial y el nacimiento de una
nueva leyenda urbana. La misión se convirtió en un tema de escepticismo gracias
a la tecnología de ese tiempo, implementos que no habrían podido cumplir la
misión con un 100% de exactitud. Según la hipótesis más creible este suceso fue
un fraude total, en el que la humanidad fue estafada mundialmente. Todo era una
trampa de los medios y el gobierno estadounidense para demostrar
superioridad ante la ex Unión Soviética.
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