lunes, 10 de septiembre de 2012

Mundo teletópico.

  La esfera pública global y el rol que ejercen los medios en la (re)creación y la (re)definición de la realidad tienen un gran impacto en nuestro presente. Los medios nos remodelan completamente, afectándonos o conmoviéndonos en alguna de nuestras facetas. Existe un elemento que se procesa (la información se presenta en forma de imágenes y textos) hasta tal punto que el grado de visibilidad es directamente proporcional a la distancia. La información se desplaza instantáneamente y globalmente, simultánea al hecho. Sin embargo, esta disponibilidad la vuelve también más vulnerable ya que en cuanto se topan con un elemento espacial real, las proyecciones revelan su potencial de distorsión y manipulación.
  La afirmación “el medio es el mensaje”, de Marshall McLuhan, es válida. A través de medios estamos más conectados que nunca. Ahora podemos escuchar y ver acontecimientos que se están produciendo a mucha distancia en cuestión de segundos, mucho más rápido que si sucedieran en nuestro barrio. Esto es exactamente lo que predijo Marshall McLuhan: “El ‘tiempo’ ha dejado de existir, el ‘espacio’ se ha desvanecido. Ahora vivimos en una aldea global... en un acontecimiento simultáneo”.
 Y estos medios, sobre todo la televisión tiene un destacado papel en la configuración del pensamiento de nuestra sociedad ya que es capaz de transformar los acontecimientos en ideas en el imaginario social. Lo que no aparece en televisión no existe en nuestra sociedad. En este sentido, las retransmisiones en directo constituyen una revolución conceptual, ya que nos permiten guardar las distancias y asistir al mismo tiempo al lugar donde suceden los hechos. El espectador se encuentra físicamente lejos, pero emocionalmente cerca.

Así pasamos de un espacio tópico a un espacio teletópico, en el que el tiempo real de la retransmisión de un acontecimiento se impone al espacio real del propio acontecimiento.

Un claro ejemplo: 

El 20 de julio de 1969 Neil Armstrong con pie izquierdo daba un pequeño paso en la superficie polvorienta de la Luna. Más de medio millón de telespectadores observaban el inicio de la era espacial y el nacimiento de una nueva leyenda urbana. La misión se convirtió en un tema de escepticismo gracias a la tecnología de ese tiempo, implementos que no habrían podido cumplir la misión con un 100% de exactitud. Según la hipótesis más creible este suceso fue un fraude total, en el que la humanidad fue estafada mundialmente. Todo era una trampa  de los medios y el gobierno estadounidense para demostrar superioridad ante la ex Unión Soviética. 



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